Debido a la
evaporación de agua de la superficie del terreno y al aumento en la magnitud y
frecuencia de lluvias e inundaciones, los suelos se tornarán más secos y perderán
nutrientes con mayor facilidad al éstos ser removidos
por la escorrentía. Esto cambiará las características del
suelo, haciendo necesario que los agricultores se ajusten a las nuevas condiciones. La necesidad de recurrir a la
irrigación será esencial durante las épocas
de sequía, que debido a la evaporación serán más comunes que al presente.
Las temperaturas más elevadas también propiciarán la
reproducción de algunos insectos como la mosca blanca y las
langostas (un tipo de esperanza), que causan enfermedades
de plantas y afectan la producción de cultivos.
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